Fármacos en alimentos de origen animal

Estás investigaciones no intentan o sugieren eliminar ningún tratamiento o medicamento, consulta a tu especialista en salud. Cualquier condición mejora con una alimentación adecuada, de preferencia trofológicamente correcta.

Introducción

La creciente demanda de productos de origen animal por parte de la población humana ha dado lugar a la intensificación de los sistemas  de producción agropecuarios, en particular la producción ganadera. Esta situación ha conducido a que los animales de las explotaciones pecuarias se vean expuestos al incremento de enfermedades de diversa índole.

Estos productos son empleados con fines terapéuticos  y preventivos en caso de infecciones o enfermedades no contagiosas y en otros casos se aplican como promotores del crecimiento.
En los último años el sector agroalimentario en todo el mundo se ha enfrentado a la diseminación de brotes de enfermedades transmitidas  por alimentos en los que intervienen otros agentes residuos de medicamentos veterinarios; lo cual pone de manifiesto el manejo indebido de los fármacos durante las prácticas agropecuarias y el incumplimiento de los tiempo de retiro de los medicamentos.

Los residuos de medicamentos veterinarios en los alimentos de origen animal generan productos de baja calidad y constituyen un riesgo para la salud de los consumidores, produciendo toxicidad aguda o crónica, efectos mutagénicos y carcinogénicos desórdenes en el desarrollo corporal reacciones alérgicas y fenómenos  de resistencia bacteriana entre otros.

La meta principal de los productores de ganados destinados a la comercialización de carne para el consumo humano, ha sido siempre la de obtener mayores beneficios de sus productos.

PROMOTORES DEL CRECIMIENTO

Se define un promotor del crecimiento como todo aquel aditivo no esencial para la función biológica del animal, pero que tiene un efecto “positivo” como es el de mejorar el crecimiento y la eficiente conversión del alimento. Esto último significa que de una cantidad determinada de alimento, el metabolismo del animal puede obtener más energía y por consiguiente producir más carne y menos grasa.
Entre los promotores del crecimiento para modificar el metabolismo se encuentran: hormonas esteroides, anabólicos sintéticos, hormona del crecimiento, agonistas beta adrenérgicos, antibióticos y el uso de alimentos transgénicos.

Anabolizantes
Numerosos países con sistemas intensivos de producción de carne utilizan anabólicos para mejorar su producción, especialmente la velocidad del crecimiento y conversión alimenticia. El objetivo de su utilización es acortar el período de producción y disminuir el insumo más caro: el tiempo.

Se define como anabólico esteroide cualquier compuesto o mezcla de compuestos que afectan la función metabólica del animal para incrementar la cantidad de proteína corporal. Los anabólicos pueden ser de origen endógeno (naturales) o sintéticos.

Entre los primeros se encuentran las hormonas naturales que incluyen el estradiol (17 beta y 17 alfa), la testosterona, la progesterona, la somatotrofina y los factores liberadores de esta última. En este mismo grupo se encuentran: los agonistas beta-adrenérgicos, como la epinefrina y norepinefrina, secretadas por la médula suprarrenal y las terminaciones nerviosas simpáticas. Su mecanismo de acción consiste en aumentar la ganancia de peso y la retención de nitrógeno.

En cuanto a las hormonas se destacan los antitiroideos, con singular importancia los derivados del tiuracilo, sustancias inhibidoras de la función tiroidea, cuya administración, debido a su interferencia en la síntesis de hormonas tiroideas, produce estados hipotiroideos mejoradores del incremento ponderal de peso vivo, en algunas especies zootécnicas.

Los anabólicos se administran como implantes subcutáneos en bovinos, borregos y aves, o inyectados como soluciones oleosas en caballos y bovinos. El implante se coloca en la base de la oreja debido a que las hormonas que se administran son artificiales, y el organismo demora más en integrarlas. Se evita colocarlas en lugares que estén destinados para el consumo humano; una vez colocado el implante, la concentración de la hormona suplementada sube rápidamente y los residuos son mayores durante el período inicial después de la implantación.

Se ha establecido que alrededor de 15 – 20% de la dosis original permanece sin absorberse en la base de la oreja. Los sitios donde se realizan los implantes deberían desecharse al sacrificio, ya que es allí donde se encuentran los niveles hormonales más altos; sin embargo, se sabe con certeza que tanto la oreja, como la papada, son tejidos consumidos por la población.

HORMONAS EN LA PRODUCCIÓN AVÍCOLA

Desde el uso de los anabolizantes, uno de los efectos positivos se obtiene cuando se aplica en la etapa de crecimiento pospuberal. Tal es el caso de los pollos broilers que son procesados para el consumo en edad precoz, de 45 a 47 días de edad, lo que dista mucho de la etapa de pubertad, la cual se encuentra entre los 4 a 5 meses. La aplicación de hormonas antes de la etapa puberal puede tener consecuencias negativas sobre el crecimiento, como la osificación de cartílagos y la consiguiente detención del crecimiento.

USO DE ANTIBIÓTICOS COMO PROMOTORES DE CRECIMIENTO

Mucho se ha hablado del uso de los antibióticos como promotores del crecimiento de animales destinados al consumo humano, del escaso control en su utilización y del riesgo sanitario de dicho uso.

Hay que mencionar que las partes implicadas –ganaderos, industria farmacéutica y de producción de piensos, veterinarios, médicos y científicos en general– tienen opiniones diferentes respecto de la conveniencia o no del empleo de antibióticos como promotores de crecimiento.

La propiedad de los antibióticos de mejorar las tasas de crecimiento animal (aumentar la ganancia de peso y eficiencia de conversión) se conoce desde finales de los años cuarenta. Los antibióticos como promotores de crecimiento se han empleado a dosis subterapéuticas durante largos períodos de la vida del animal, produciendo una ganancia de peso estimada alrededor del 5%. El mecanismo por el cual los antibióticos favorecen el crecimiento no se conoce con exactitud. Básicamente actúan modificando cuantitativa y cualitativamente la flora microbiana intestinal, provocando una disminución de los microorganismos causantes de enfermedades subclínicas. Actúan también reduciendo la flora normal que compite con el huésped por los nutrientes. Todo ello conduce a una mejora en la productividad y reduce la mortalidad de los animales.

En 1970, la comunidad europea eliminó como promotores aquellos antibióticos que también fueran utilizados en la medicina humana o animal. De este modo, se prohibió en Europa el empleo de tetraciclinas o beta-lactámicos como promotores del crecimiento en el pienso de animales (en EE.UU. todavía se emplean estos antibióticos). En la actualidad en la comunidad europea, solamente quedan disponibles como promotores 4 antibióticos (avilamicina, flavofosfolipol, monensina sódica y salinomicina) y su utilización está siendo sometida a una reevaluación.

EFECTOS POTENCIALES DE LOS RESIDUOS DE FÁRMACOS EN SALUD HUMANA

El uso de medicamentos veterinarios es esencial durante la crianza de animales con destino para el consumo humano. Todos los productos utilizados en la industria de la carne son utilizados con fines terapéuticos y preventivos en caso de infecciones o enfermedades y como se ha manifestado, se aplican como promotores del crecimiento.

Las hormonas, como todas las sustancias medicamentosas y químicas, dejan en general residuos en las carnes que pueden ser detectados por sofisticados métodos aún en partes muy pequeñas. Sin embargo, existen dudas sobre si estos residuos pueden significar un riesgo para el consumidor.

El comité de expertos sobre aditivos alimentarios de la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Drogas y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos de Norteamérica consideraron en 1988 que los residuos presentes en la carne de animales tratados con hormonas sexuales no representan riesgo alguno para el consumo humano.

  • Estudios en vivo han demostrado rompimiento del ADN y daños oxidativos desencadenados por el 17-ß estradiol, por lo cual se considera que esta hormona tiene efecto genotóxico desencadenando, por ejemplo, la proliferación de células cancerígenas mamarias. Sin embargo, las dosis para que estas alteraciones ocurrán son superiores a las que generan efectos endocrinos en los animales. Los efectos adversos de la testosterona, por su parte, se deben a su actividad hormonal, particularmente en la glándula prostática. Adicionalmente, la testosterona se considera potencialmente embriotóxica.
  • El clembuterol es el principal fármaco sobre el cual se han reportado reacciones adversas en humanos por consumo de carne contaminada. Además de ser usado como anabolizante, el clembuterol es empleado como tocolítico (inhibidor de la contracción uterina) en hembras bovinas lo que supone un riesgo adicional. En España y Francia se reportó que el consumo de hígado de ternera con residuos de clenbuterol generó tumores musculares, taquicardia, dolor muscular, nerviosismo, dolor de cabeza, vértigo, náuseas, vómito y fiebre.
  • En noviembre de 2005 en Jalisco, México, alrededor de 225 personas experimentaron temblor, dolor de cabeza y malestar después de haber consumido carne de res que contenía residuos de clenbuterol.
  • El dietilestilbestrol (DES) fue administrado a mujeres embarazadas antes de los años 70 para prevenir abortos espontáneos. En 1971 se catalogó como un cancerígeno humano (cáncer de vagina y de cuello de útero). También se encontró que aumentaba la probabilidad de cáncer de mama.
  • Herbs Al (1979) y Gerbie MV (1981), informaron sobre la aparición de carcinoma en niñas y adolescentes sometidas a dietilestilbestrol durante su vida fetal (17, 18). La OMS, en su boletín farmacéutico 4 de 2004, reportó la relación entre el dietilestilbestrol y la adenocarcinoma, así como otras reacciones adversas en casos presentados desde 1971 y reportados por el boletín australiano de reacciones adversas a medicamentos en el volumen 23, No. 3 de junio de 2004.

Fármacos anti-infecciosos

Los antibióticos son medicamentos vitales para el tratamiento de infecciones en seres humanos y animales. Existe una gran cantidad de antimicrobianos para combatir enfermedades en explotaciones ganaderas, para el control de las enfermedades de tipo zoonótico, así como los que se aplican con fines profilácticos y para promover el crecimiento. Sin embargo su uso para estos fines puede conllevar a problemas en la salud de los consumidores de diversas formas, además de favorecer el surgimiento de bacterias resistentes en el ecosistema, por lo que su uso ha sido prohibido en algunos países.

El uso incorrecto de antibióticos es un factor que puede generar el desarrollo de resistencias bacterianas en los animales tratados. Estas bacterias resistentes podrían transmitirse al hombre causando dificultades en el momento de tratar infecciones humanas. Así mismo, los antibióticos consumidos por seres humanos provenientes de residuos presentes en alimentos de origen animal, generan una alteración de la flora intestinal y como consecuencia una disminución de bacterias que compiten con microorganismos patógenos, aumentando así el riesgo de enfermedad.

El uso de estos medicamentos veterinarios y agroquímicos en los sistemas de producción agropecuarios expone a los consumidores de alimentos de origen animal al consumo de sustancias o residuos potencialmente tóxicos que ponen en riesgo la salud de los seres humanos. Esta situación ha conducido a los consumidores a perder confianza en la inocuidad de los alimentos y al mismo tiempo a incrementar el interés y exigencia para que se produzcan alimentos que no atenten contra sus vidas, demandando soluciones por las implicaciones que esto trae consigo en la salud pública y el comercio internacional de alimentos.

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